Valores

En un taller que pretende prevenir y combatir la violencia contra las mujeres habrá siempre un epígrafe dedicado a la denuncia. Sirve para colocar led rojos, visibles de lejos, que delatan actitudes, hechos, circunstancias o planteamientos ideológicos que alertan del precipicio que sigue tras ellos. Pero también sirven para delimitar ese pasillo seguro en el que podemos aterrizar con solvencia la nave de una sociedad cada vez más saludable, equitativa, segura, rica y asertiva con la diversidad.

El taller “Mujeres y mucho más” nació con la clara pretensión añadida de poner en valor el relevante papel de la mujer en toda la sociedad. Su promotor, AFNR, cree que nadie ataca lo que aprecia valioso, más bien lo contrario: intenta hacer acopio y/o preservar ese bien. Por ello, aunque las mujeres no resultaran imprescindibles – que lo son – no queremos familias, ni asociaciones, ni empresas, ni parlamentos, ni deportes, ni ciencia, ni cultura, ni religión o política sin ellas. Tampoco queremos que en la base de la mutua aceptación y cooperación esté la obligación de “tolerarlas”. Aspiramos a crear un ambiente propicio al pleno desarrollo de la mujer con la colaboración espontánea y gozosa de los varones. Porque ellas lo valen.

Por todo lo anterior, esta sección enumera algunos valores reconocidos como subyacentes en la defensa de la mujer y aportados por ellas singularmente. Por último, refiere algunas ventajas propias de las sociedades más solícitas con sus mujeres.

Valores que sustentan la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.

  • Capacidad de priorizar: La mayoría de los grandes filósofos occidentales asignaron una mayor prioridad ética a los intereses y derechos de los hombres al considerar que el papel de las mujeres era el de apoyar a los varones y asegurara la descendencia. En cambio, las personas implicadas en la lucha feminista entienden que los criterios estaban invertidos: asegurar la protección y derechos de las mujeres es causa de progreso general y equitativo. Ellas inciden directamente en el cuidado de los menores, las familias y los más vulnerables y, por lo tanto, en el bienestar de todos.
  • Igualdad: Los defensores de la mujer siempre han tenido claro que ellas son capaces de alcanzar la misma perfección moral que ellos. Las diferencias evidentes entre hombres y mujeres son expresión de la diversidad humana y guardan relación con un aspecto que no deja de ser fundamental: la procreación y crianza. No en vano, el hombre es la criatura más capacitada y la que, por ello, necesita más tiempo para alcanzar su maduración y prosperar con la complejidad que le caracteriza.
  • Equidad: los intereses de las mujeres deben tener el mismo valor que los de los hombres. Las feministas señalan que, en la práctica, y pesa a la palabrería universal existente, las políticas públicas suelen otorgar menos peso a los intereses de las mujeres que a los de los hombres.
  • Ecuanimidad: las políticas públicas y de empresa exhiben, con frecuencia, un sesgo que perjudica a las mujeres al asumir que la igualdad de consideración entre hombres y mujeres implica tratarlos de forma idéntica. Ignorar de forma deliberada las distinciones de sexo suele ocasionar el descarte de diferencias moralmente prominentes entre hombres y mujeres que acaban dañando a las mujeres. Hay que tratarlos como iguales en lo que son iguales y como distintos en lo que son divergentes.
  • Valentía e inteligencia: al ser un problema con larga tradición en la historia de la humanidad, todas las personas implicadas en fomentar la igualdad de derechos humanos y oportunidades para las mujeres, han hecho alarde de coraje, vigor, apertura de mente, emprendimiento y constancia.
  • Otros.

Valores que aportan las mujeres a su entorno.

  • Son capaces de promover modelos de estructuras sociales más flexibles y horizontales, donde la comunicación y la intuición (virtudes típicamente femeninas) cobran fuerza para dar lugar a proyectos más transversales y a instituciones donde la información fluye en todas direcciones (buenas interlocutoras).
  • En muchos casos, trasladan al ámbito laboral su propia manera de funcionar y de llevar adelante un hogar. Características como promover el crecimiento, cuidar y recomponer, embellecer, establecer lazos basados en el afecto, conexión con la naturaleza, optimización de los recursos, etc. sirven de mucho a las empresas, quienes han visto como se cuida todo el proceso de producción (no sólo los resultados).
  • Se ven a sí mismas como el núcleo y favorecen organigramas circulares que permiten  conciliar los valores humanos con la eficiencia.
  • Estimulan factores decisivos para el desarrollo de cualquier proyecto como  el entusiasmo, la inteligencia y el compromiso.
  • Conducen con un estilo  paciente, maternal y docente.
  • Buscan el consenso y cuidan la asistencia amable.
  • Integran lo público y lo privado.
  • Son flexibles, adaptándose con facilidad a los imprevistos.
  • Se valen de la experiencia personal para negociar.

Razones para incentivar políticas firmes de protección a las mujeres y de fomento del buen trato.

  • Proteger la maternidad incide directa y rápidamente en la calidad de vida de todas las mujeres y, por ello, en el progreso de todas las naciones.
  • Favorecer el buen trato, entendiendo por tal ese conjunto de comportamientos positivos y alentadores para con otras personas, en especial para con los niños y aquellos en situación de vulnerabilidad, ayuda al desarrollo individual e incentiva el aprendizaje de de actitudes como el reconocimiento, la bondad, la comunicación, el respeto, la cooperación, etc. que garantizan la paz social.
  • Prevenir los desplazamientos forzosos de mujeres por falta de recursos o conflictos (familiares, políticos) supone evitar a miles de mujeres (y a sus hijos) el sufrimiento de enfrentare a entornos sociales y económicos desiguales, violentos y discriminatorios que las exponen a pobreza extrema, la violencia física, los abusos sexuales, la explotación y sometimiento con diferentes fines (trata de personas), actividades ilícitas vinculadas como el narcotráfico y otras formas de delincuencia organizada que dañan al conjunto de la sociedad.
  • Las mujeres que no deben elegir entre un trabajo o una familia, ven reconocidos sus derechos y dignidad. A mayor protección, mayor aumento de la participación laboral femenina, lo que favorece el desarrollo social y económico.
  • El reconocimiento del valor material y social del trabajo en el hogar, la contención de los prejuicios que lo marcan (escasa calificación, superfluo), la posibilidad de realizar aportaciones voluntarias a la Seguridad social y la asignación de salarios dignos, entre otra medidas, fomentan el ahorro y el consumo, extienden la protección social, aseguran la salud pública, mejoran la calidad de vida de las familias y combaten la precariedad laboral.
  • Fomentar la igualdad y la justicia aporta gran estabilidad a las naciones.