28-3-2020.

Señor Don Luis Cacho Vicente.

Me dirijo a usted en nombre de todas las familias riojanas, y de las numerosas en particular, con relación a las medidas que se están tomando para mantener la escolarización de nuestros hijos en medio de la privación de libertad que sufren tanto ellos, como sus familias y sus profesores y el resto de la nación, en el actual Estado de Emergencia.

Se están recibiendo en las familias unas encuestas, a razón de 1 por hijo, para analizar la disposición media de soportes tecnológicos en las casas.

Suponemos que es una medida destinada a conocer si es posible (o no) impartir telemáticamente (en lugar de presencialmente) los conocimientos de las distintas materias, ya que los colegios están cerrados.

Existe además el apremio de devolver a su Consejería las respuestas antes del 30 de marzo de 2020.

En nombre de las familias numerosas y – estoy segura – de otras muchas, me animo a trasladarle estas reflexiones con la esperanza de que sean tenidas en cuenta. Al fin y al cabo, muchos ojos ven más que 2, y la opinión de los colectivos implicados siempre debe contar, más en una democracia.

Se está preguntando a cada niño – que no a cada familia –  cuantos ordenadores y tabletas hay en la casa para trabajar; si la disposición de estos aparatos es total o no; si hay conexión a internet; si la red funciona bien en general; cómo se manejan los niños y las familias con el uso de las nuevas tecnologías; si los niños tienen en casa o no todos los libros, etc.

Entendemos que esta es una forma equivocada de plantear “la pregunta”, puesto que puede llevar a la conclusión equivocada de que, en la mayoría de las casas hay, p.ej., 4 dispositivos a través de los cuales podrían seguirse las tutorías online. Y digo que es errónea porque no se pregunta cuántas personas tienen que usar esos aparatos en cada familia, ni cuántas horas al día.

Si en la casa hay 2 hijos y 1 o los 2 padres tienen que teletrabajar, no será viable mantener una tutoría online, al día, por alumno.

Si en la casa vive una familia numerosa que tiene, p.ej., 2 hijos en primaria, otro en secundaria, otro en bachiller (o más hijos), y si todos ellos – salvo los de primaria – deben permanecer conectados varias horas al día para realizar trabajos de investigación, redactar el resultado extraído y maquetar las presentaciones antes de enviárselas al profesor correspondiente, sumado todo ello a la necesidad inapelable de los padres (algunos de ellos profesores) de teletrabajar, se hacen imposibles las tutorías online.

Habrá niños y familias que no quieran reconocer su precariedad y no digan que no tienen en casa ADSL, o que sólo tienen un móvil con acceso a Internet; sobre todo si las preguntas se hacen en un Chad público o similar (nos consta que así se ha hecho en varios casos) .

Habrá niños que hayan respondido que sí a todo: sí tienen 1 ó 2 ordenadores en casa; sí tienen 1 ó 2 tabletas; sí tienen un teléfono con conexión a internet; su red (con el uso que venían haciendo, no con el actual) sí funcionaba razonablemente bien, etc. PERO no eran conscientes de las implicaciones de sus respuestas y no las matizaron bien. P.ej.:

  • PREGUNTA: ¿puedes acceder sin problemas al ordenador de casa para consultar la plataforma de seguimiento?
  • RESPUESTA: Sí
  • CIRCUNSTANCIA: El chaval NO estaba pensando en trabajar 4 horas diarias delante del ordenador y atender la tutoría diaria online,  sino en consultar, desde su móvil, una vez al día, los avisos, circulares y mensajes de sus profesores.

Además, hay niños que están en el pueblo, con los abuelos, sin otra conexión a Internet que la wifi del centro social. Otros tienen que compartir el espacio y el ordenador del salón con su padre, otros que se pasan las horas solos porque sus padres trabajan en el hospital, etc.

En la mencionada encuesta se preguntaba por el acceso a estos terminales, pero nadie habla del mantenimiento de los mismos: imposible de hacer por hallarse cerrados todos los comercios.

Si se estropea un ordenador que no puede estar encendido 12 horas diarias; o se rompe la impresora, o te quedas sin tinta; o no tienes espacio en el disco duro de la tablet porque es antigua; o se desconfigura el terminal porque los chavales se han descargado sin permiso de los padres, a petición de los profesores, cada uno un programa distinto para subir vídeos, fotos y trabajos varios. ¿Quién y cómo se repara?

Tenemos un problema real porque existen dificultades reales para acceder a piezas de recambio y a servicios profesionales a causa del estado de emergencia y la restricción de horarios de atención al público, a pesar de que los servicios de telecomunicación SÍ están incluidos en la listas de actividades profesionales que tienen permiso de seguir ejerciendo.

A la vista de lo expuesto, y teniendo en cuenta el teletrabajo que también tengan que realizar los padres, vemos inviable la opción de seguir impartiendo materia por teleconferencia o similar.

Aunque no se haga la videoconferencia diaria, es imperativo coordinar el trabajo que se manda a los alumnos a través de 1 única persona, el tutor. Proponemos que los profesores le pasen a él las tareas y que sea el tutor quien decida qué traslada y qué no a los chavales.

Los niños ya están estresados por el encierro. No aumentemos esa sensación obligándoles a trabajar como si fueran adultos o si estuvieran en el aula.

Es verdad que los padres son los responsables primeros de la educación de sus hijos, y que se apoyan en los profesores y en Escuela (la Administración) para que la formación académica sea más especializada y regular, pero en las circunstancias actuales, son los padres los que hacen de tutores académicos revisando deberes y resolviendo dudas. Esto tiene un límite: ni todos los padres tienen la misma formación, ni todos pueden o saben ejercer de “profes”.

Hay padres que están trabajando como locos: organizan a los hijos de víspera para que no se maten entre ellos y hagan deberes al día siguiente mientras ellos trabajan de 6 a 14 horas. Hacen todas las comidas de todos los miembros de la casa; resuelven dudas y mantienen ocupados a los hijos por las tardes para que no se desesperen encerrados como están.

Con el planteamiento que se atisba – ojalá nos equivocamos en la intuición – de mantener la impartición de clases por videollamada o similar, las familias acabarán pagando el pato del cierre de los colegios.

No pasa nada por parar un poco. De echo, ¿se para todo el sistema productivo y estamos en plan “lo que sea para que los niños no dejen de estudiar?

No pasa nada por mantener un perfil bajo hasta recuperar el horario escolar.

Y no pasaría nada por tener clase hasta el 15 de julio o más. No en vano, los padres que mantengan su trabajo ya habrán sacrificado parte de sus vacaciones.

Este uso masivo de las pantallas sobreexpone a los niños al daño en la vista. Un niño no debería estar más de 20 minutos seguidos delante de una pantalla.

También colisiona con la restricción que muchas familias aplican en sus casas para evitar que los niños se acostumbren al uso continuado de móviles y tabletas, por razones ya conocidas (dependencia, aislamiento social, salud, etc.)

Proponemos que se organice el seguimiento académico de forma que ningún niño tenga que trabajar en el ordenador más de 2-3 días a la semana.

Nos parece más importante cuidar la amistad y el cariño entre profesores y niños y familias que dar el temario previsto en septiembre de 2019.

Si el profe ha de llamar a casa, que no sea solo para pedir deberes, sino principalmente para saber cómo están los niños y sus familias, si hay algún abuelo o familiar enfermo, si están enfadados por la privación de libertad; si conocen y saben usar las herramientas de comunicación y convivencia para hacer más llevadero el encierro; si pasan necesidad o mal comen porque sus padres han perdido el trabajo, si tienen tiempo y material para leer, etc.

  • Proponemos que los deberes que se manden a los niños sean como una línea plana, contenidos mínimos para que su mente no se vuelva perezosa en las semanas que dure el aislamiento:
  • a los niños de primaria, que sólo se les trasladen ejercicios de Legua y Mates, 1 vez por semana y para toda la semana; 2 a 4 hojitas de ejercicios para cada día sería una buena medida;
  • a los niños de secundaria, que se les pasen – para cada día – deberes de Lengua + mates + de una de las otras asignaturas (ciencias, geografía, idioma, música, gimnasia); también en comunicado semanal.
  • Si algún padre /madre con un solo hijo y bien posicionado quiere más deberes, que busque por su cuenta, incluso a través de las sugerencias que se le puedan ofrecer desde el propio centro escolar. La igualdad, en este caso y a nuestro juicio, debería buscar que nadie se quede atrás por no poder correr la maratón de las tablets y los portátiles en condiciones completamente excepcionales, incluyendo la privación de libertad de movimiento.
  • Por último, y con relación a los hijos que están cursando 2º de bachiller, esperamos que:
    • o se recuperen las clases una vez terminado el aislamiento,
    • o se ajusten los exámenes al contenido impartido en las aulas antes de decretar el cierre de los colegios, como parece que se quiere hacer.

Agradeciendo de antemano su paciencia, y todo lo que buenamente se está haciendo, se despide atentamente.

Marta CAÑO MONTEJO – Presidente AFNR

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